¿Sabías que existe una diferencia entre los seguimientos y la rastreabilidad? A primera vista, sus objetivos parecen ser los mismos: vigilar de cerca los productos fabricados para fines de control de calidad. Sin embargo, la implementación de una política de rastreabilidad lleva este concepto un paso más allá, ¡especialmente en una planta tecnológicamente avanzada como la de Memtronik!
Asegurar la rastreabilidad de materiales, procesos y componentes es clave para la transparencia, el compromiso y la integridad. La rastreabilidad facilita la identificación de la fuente de un problema: ¿de dónde provino la materia prima? ¿Para qué productos se utilizó y para qué clientes? Combinada con prácticas rigurosas de aseguramiento de la calidad, este tipo de atención al detalle puede prevenir una gran cantidad de defectos de fabricación y limitar el impacto de errores que se escapan al control al simplificar el proceso de retiro del producto.
Cuando se trata de componentes que son fundamentales para el funcionamiento de dispositivos críticos, como ocurre con los interruptores de membrana, creemos que los fabricantes deben asumir aún más responsabilidad por sus productos. Esto es especialmente cierto si estas piezas están destinadas a industrias altamente reguladas, como las del sector médico y alimentario.
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En una fábrica de Industria 4.0, la rastreabilidad y el aseguramiento de la calidad deben ir más allá. Cumplir con los requisitos legales simplemente no es suficiente. La rastreabilidad en todos los niveles debe ser parte de un proceso analítico más amplio que facilite la mejora continua. Se trata de adoptar la actitud que se observa en los proyectos de I+D. Esta visión está alineada con la filosofía de Memtronik: Innovar. Lograr la perfección. Evolucionar.
Falta de rigor científico: un obstáculo importante para la innovación
Pero, ¿qué ocurre si la rastreabilidad y el aseguramiento de la calidad no forman parte del ADN de un fabricante? ¡Las consecuencias pueden ser graves, tanto para el usuario final como para la industria!
Uno de los ejemplos más significativos es la llegada de la tecnología de electrónica en molde (IME, por sus siglas en inglés) al mercado. Como discutimos recientemente, los IME están comenzando a resurgir, aunque su primer despliegue a gran escala data de 2012, con el Ford Focus.
La tecnología IME requiere un aseguramiento de calidad particularmente riguroso: los circuitos y LEDs están moldeados directamente dentro del producto, lo que significa que no se pueden modificar. No hay margen para el error. Y dado que estos componentes son mayoritariamente personalizados, las mejores prácticas deben adaptarse e implementarse rápidamente para mantener la línea de producción funcionando eficientemente.
Cuando comenzó la fabricación a gran escala para el Focus, el proveedor de la consola integrada del techo de Ford no logró establecer un proceso satisfactorio de aseguramiento de la calidad y rastreabilidad. En el sector automotriz, los retiros de productos son comunes; sin embargo, dado que Ford estaba manejando una tecnología nueva, violaron la confianza de sus consumidores. El resultado: los IME recibieron un golpe.
La historia lo demuestra: centrarse en el aseguramiento de la calidad significa invertir en tu reputación, en la seguridad de tus usuarios y en la evolución de la tecnología en cuestión. ¡Es indispensable, especialmente si estás liderando algo nuevo!
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