Después de años de I+D, diseño y pruebas, además de haber seleccionado cuidadosamente tus materiales y técnicas de fabricación, tu producto finalmente está comenzando a tomar forma. Pero, ¿has considerado crear un diseño de interfaz hombre-máquina (HMI) que haga justicia a tu producto?

Las superposiciones gráficas juegan un papel esencial en el éxito de tu máquina. Si son demasiado simples, pueden parecer de baja calidad. Si son demasiado elaboradas, los usuarios no querrán usarlas. Los diseñadores tienen la tarea desafiante de encontrar el equilibrio perfecto entre estética y usabilidad para responder a las necesidades de los consumidores.

¡Siempre que tengas en cuenta los siguientes 4 principios, podrás abordar el desafío con relativa facilidad!

  1. Eliminar los irritantes

Cuando se trata de diseño de interfaces, siempre ten en mente al ser humano. Para garantizar el éxito de tu producto, necesitas reducir la cantidad de irritantes que interfieren con la facilidad de uso. Para identificar estos puntos de dolor, comprender a tus futuros usuarios es fundamental. Conoce sus objetivos, el contexto en el que utilizarán la máquina, su nivel de familiaridad con la tecnología y el tipo de estética que prefieren. Cuanto más clara sea la imagen en tu mente, más fácil será crear una interfaz que cumpla con sus necesidades.

  1. Enfocarse en los elementos que aportan valor

En el mundo de las HMI, la estética no vale mucho sin usabilidad: por encima de todo, el diseño debe proporcionar una solución a un problema. Durante el proceso de diseño, aborda cada paso preguntándote, «¿por qué?» ¿Este elemento agrega valor al producto o la experiencia? ¿Es útil? Si la respuesta es no, tendrás que volver a empezar.

  1. Elegir la tecnología más adecuada

Pantallas táctiles, retroiluminación, tinta termocrómica, teclas capacitivas, teclados sin contacto… todos estos elementos pueden mejorar la experiencia del usuario, ¡siempre que sean necesarios! Si no facilitan el uso de la máquina, son esencialmente innecesarios y pueden incluso percibirse como irritantes.

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  1. Priorizar la claridad

La interfaz de usuario es el enlace entre los humanos y las máquinas. Por lo tanto, debe estar diseñada para facilitar estas interacciones. Un buen diseño es claro, simple y reconocible. Hace que los usuarios se sientan seguros y les da la sensación de estar en control. A primera vista, deben poder predecir lo que sucederá cuando presionen cualquier botón y estar seguros de que podrán usar el dispositivo sin sorpresas desagradables.

Más allá de estos principios generales, hay un último ingrediente esencial para un diseño de interfaz hombre-máquina infalible: la experiencia. Después de colaborar en innumerables proyectos, los expertos han acumulado un vasto conocimiento sobre componentes, materiales y el comportamiento de los usuarios, lo que les permite crear interfaces optimizadas a un excelente precio.

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